Es la primera Navidad que voy a pasar sin estrés, sin tener que preparar una oposición. Independientemente que a mí la navidad no es que me llame mucho la atención, sí que sigo practicando algunas de las costumbres y rutinas para guardar el decoro social y familiar.
Aún recuerdo esos calendarios que me hacía en el tramo final de la preparación del examen MIR. Nunca los cumplía, siempre me saltaba algo, siempre iba con la lengua fuera. Es un sinvivir porque la presión es muy grande y lo que te juegas tampoco es pequeño. ¿Por qué diablos no se proponen firmemente cambiar la fecha de examen y ponerla algo más adecuada para los que van a opositar? Es verdad, estas metido en una tremenda vorágine de estudio y de repente te plantan las gambas, los polvorones, los adornos y las luces, la fiesta de nochevieja y hasta los caramelazos de los reyes… ¡Así no se puede estudiar amigo, que la presión es grande!
Vaya telita lo del MIR. Ahora en esta nueva etapa que comienzo me acuerdo de todo ello y veo lo relajado que estoy disfrutando de no tener que estudiar y de mi nueva vida. Ahora me acuerdo de toda esa gente que vuelve a estudiar y que busca un futuro a través de una calificación. Ánimo, el final está cerca y merece la pena tanto sacrificio. A mí me costó bastante y os aseguro que sea cual sea el resultado, hoy en día he llegado a comprender que cuando lo das todo, no puedes reprocharte nada y eso te llena. Pero también me he dado cuenta que si te propones algo, se puede conseguir.
Este post es corto, porque hoy lo único que se me ocurre escribir es aquella frase que se dice en mi tierra natal para todos aquellos que se estan enfrentando al examen: ¡¡ VAMOS TODAVÍA!!
Residente de Radiodiagnóstico. H.R.U de Málaga. Avda. Carlos Haya s/n. 29010 Málaga.
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