Hemos conocido muchas personas desde que empezamos la residencia, con algunos la relación sigue siendo de colegas, compañeros de profresión, saludos cordiales, conversaciones formales, trato corriente, sobrio y educado; frugalidad. Con otros hemos compartido más.
Pasamos horas con algunas personas, estamos empezando a pensar que son muy amigos, que son distintos y especiales y nos sentimos bien por ello. Son aquellos con los que salimos más de fiesta, nos damos abrazos (no mucho a mi parecer), contamos más secretillos u otras confidencias, tomamos más cervezas, pillamos juntos alguna que otra «tajada» importante en las fiestas de residentes o los llamamos más frecuentemente para echar un café en la terraza al sol. Está bien empezar a creer que hay gente con la que puedes contar y confiar, son aquellos que empiezas a llamar amigos íntimos……… ¿Pero hasta que punto esto es verdad?
Le gustas a esa chica, ¿qué opinas del amor tío? ¿Que te parece el hecho de que algún día te vas morir? ¿Oye te hace falta ayuda? Te acabo de conocer hoy mismo en la rotación, ¿te vienes a mi casa a cenar, solos tú y yo y así hablamos mejor? Esto no lo he escuchado yo mucho. En el terreno de analizar actitudes y valores personales tampoco creo que nos fijemos mucho, ni creo que tengamos gestos nobles con los demás muy a menudo.
¿La dinámica de las relaciones que llevamos nos hacen intimar tanto? O mejor dicho, ¿de verdad la intimidad que ofrecemos y compartimos es tan profunda y sustancial? Yo me lo planteo y quiero relfexionar porque no estoy tan seguro de ello. ¿Qué carajo compartimos? ¿De qué hablamos? Porque las conversaciones entre médicos son monotemáticas casi siempre (médicina, guardias y batallitas del trabajo), porque somos un club exclusivo en ocasiones, porque de cervezas siempre es más fácil ser más amigo con tanto musicón y tanto temazo que nos «flipa» y porque contarle a alguien con quien te acostaste no creo que sea tan importante ni tan serio. Y en verdad no creo que haya mucho más que se comparta, bueno sí, la fotito de turno del Facebook que tanto te sube la autoestima cuando te encuentras varios Me gusta y comentarios del tipo qué que guapo/a estás… Y como todo lo que compartimos es así de banal, superficial y superfluo, parece que te salen los amigos guay y superbuena gente hasta por las orejas. ¿En serio sois tan amigos entonces?
Ni mucho menos quiero dar a entender que no está bien intimar con la gente y la velocidad con la que se lleva a cabo, pero critico nuestra manera de relacionarnos con los demás. Con la gente hay que llegar hasta el fondo y para ello hay que ser sustancial, abierto y noble; pero ello jamás será posible si no partimos de una reflexión profunda y personal del mundo. Si en tu casa o donde sea, no se te viene a la mente reflexionar o filosofar sobre lo que te rodea, ¿de qué vas a habar luego en la calle? Y así todo es superficial, así cuando alguien plantea algo más profundo parece un bicho raro, así cuando algun iluminado saca una joyita como el aborto, el voto al PP-PSOE u otro tema peliagudo, no sabes como discutir ni como respetar lo que el otro dice porque ni siquiera conoces lo que piensas ni lo que dices tú. Y basarse en las tres frases que viste en un documental o en lo que tu papá te repetía en la comida no creo que ayude mucho, la verdad.
La risa tonta y la conversación simple son necesarias, no hace falta tampoco tener todo el día a Sócrates en la boca, pero nos vendría bien replantearnos mejor las cosas, así valoras, así conoces y te das a conocer como se debe, con autenticidad en tus relaciones.
Deja una respuesta