Ha pasado ya casi un año de residencia, el mes que viene seremos R2 y claro, se constata lo de siempre: el tiempo pasa muy deprisa. De perogrullo, en teoría.
Dentro de poco será la elección de plazas, los nuevos médicos se incorporarán a finales de Mayo y, por ello, estas últimas semanas han venido los interesados en hacer radiodiagnóstico a preguntar por el servicio y, como es lógico, te das cuenta y piensas «hace poco estaba yo así». Momento de charlas, prejuicios, razones y sin razones. Vale que depende del día que estés pasando, de lo que te «place» el aspirante que viene a preguntar; toca informarles y darles los datos esenciales del servicio.
Los chavales siguen viniendo muy desorientados, a mi juicio. No saben si hacer rayos o UCI, por ejemplo. De todos es sabido cual es el problema, lo he comentado en ocasiones: si bien el sistema MIR español, con sus virtudes y sus defectos, me parece un sistema muy bueno, la maquinaria unversitaria sigue haciendo aguas. Este es el precio a pagar por tener convertido lo que deberia ser un nucleo de conocimientos y cultura, en un antro medieval y cortijo de pseudopolitiquillos.
La segunda es que toca ser franco con la gente que viene a interesarse por tu servicio. Tendemos a destacar lo bueno del servicio y a matizar lo malo, no vaya a ser que nuestros superiores se enteren y tomen represalias. Por ahí he escuchado que hay gente que no dice toda la verdad sobre las penurias o aspectos más negativos de su hospital o sección, vaya a ser que luego se enteren de lo que estoy diciendo y la tomen conmigo. Jefe, le estás mintiendo a un chaval que va a venir a coger plaza donde tu trabajas y , si luego se encuentra con semejante pastel o diversos sainetes no advertidos, la culpa va a ser tuya.
En realidad este último apartado es el que centra mi post, al fin y al cabo todo se reduce a lo de siempre: Miedo. Si tu adjunto, tu hospital, tu co-R o tu lo que sea no están a la altura, no es tu culpa. No me callo, yo lo digo con mucha Educación pero muy clarito, lo que en mi servicio va bien, va bien; pero lo que va mal, va mal. Al césar lo que es del césar para lo bueno y lo no tan bueno.
Claro y corto.
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