Hace mucho que no escribo una entrada que no sea sobre radiología, hace tiempo que no opino ni cuento nada sobre mis andanzas. Andanzas que inspiraron este blog. Porque a veces parece que escribir sobre algo que nos importa a todos no es correcto. Parece que opinar por detrás, a la espalda y bajito es lo mas inteligente (y puede que lo sea), pero lamentablemente así no se cambia el mundo. Así la mediocridad se sigue abriendo paso y lo corrompido es norma.
Hay un pofresor de judo italiano que vive haciéndole frente a la Camorra en uno de lo barrios más desfavorecidos de Nápoles y dice: Cuando eres un tocapelotas e intentas hacer cosas buenas por la socidad, sufrirás toda la maldad de la gente a la que eso no le convenga. Y aún así sigue haciendo cosas buenas, como hacer campeón olímpico de judo a uno de sus alumnos, un chico criado en el seno de un barrio mafioso.
Hablemos hoy de todos aquellos que velan solo por sus intereses. Está claro que uno tiene que mirar por uno mismo, pero cuando hablo del egoísmo excesivo sabéis a lo que me refiero y no hace falta que ponga ejemplos detallados porque todos lo sufrimos a diario. Todos tenemos casos para comentar.
Lo he dicho muchas veces y lo repito: En todo proyecto de vida personal, la preocupación por el bienestar comunitario ha de estar presente y ser un valor sólido a defender, de lo contrario solo viviremos girando en torno a nosotros mismos. Como los trompos. Y eso triste, porque girar sobre uno mismo tiene mucho de peligroso, mucho de limitado, poco de enriquecedor; pero hay una cosa que esta muy clara cuando uno crea una mejoría comunitaria: te vuelves rico en lo personal, te vuelves fuerte en lo grupal, ganas amigos, vives de un modo más pleno. Marcar una diferencia social te hace fuerte, nos hace imprescindibles.
A todos aquellos que miráis para vosotros mismos en demasía, a los amantes del «que cada palo aguante su vela», a los que su prioridad en la vida es la pasta, a lo que defendéis una injusticia y se os llena la boca con lo de «cuando seas padre comerás huevos» o «tú es que acabas de llegar y cuando pasen los años luego te darás cuenta», a los caraduras, a los que escurren la responsabilidad, a los usureros, a los que os aprovecháis de un amigo, a los que no aconsejáis bien a vuestra pareja cuando véis que una decisión suya le puede perjudicar (a tí no claro, «es que en realidad es lo que quería hacer en un principio»)… A todos los que actuáis así porque en realidad vivís cagados de miedo, os digo una cosita: Os quiero bien lejos de mi vida.
Y este es el mundo laboral y social que nos toca vivir con demasiada frecuencia. Pero yo en mis pensamientos vivo de otro modo, por tanto me creo mi propia atmósfera, mi mundo. Yo soy co-creador de mi universo, allá donde la gente así no está invitada, allá donde soy el pleno responsable de mi vida y donde el cambio es posible.
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