A mí, desde que era adolescente, me duelen mis rodillas.
También tengo otro problema: me encanta el deporte. Desde que tengo uso de razón he probado de manera reglada y queriendo hacerlo de manera seria, varias actividades como el fútbol, baloncesto, kárate, natación, running, patinaje, longboard, snowboard, surf, mountain bike y al final padel, éste puñetero me ha enganchado.
Pero duelen mucho mis rodillas y he tenido que volver a parar.
Y la verdad es que es una putada. Porque tengo condromalacea rotuliana y eso solo lo sabe el que la tiene. Cuando se te degenera el cartílago a veces duele hasta para cuando te tienes que levantar de la silla, subir las escaleras o agacharte para atarte los cordones de las zapatillas. Este es el fruto de no tener de fábrica las mejores articulaciones y sumarle una actividad física intensa, porque yo el deporte me lo tomo muy en serio, aunque lamentablemente no me cuidé de jóven y tampoco me cuidaron los que me entrenaron, no sabía ni sabían.
Para algunos hacer deporte puede que sea algo más banal, cuestión de ocio, cuidado de la salud o excusa para echarte unas cervezas. Para mí también lo es, sin embargo necesito competir, necesito desafiar y que me desafíen, necesito superarme y conocer mis límites. ¿Has tenido alguna vez la sensación de que el corazón va a reventar? ¿Sabés lo que es estar al límite y aun así hacerle frente a la fatiga y seguir hasta llegar el final del esfuerzo? A veces te duele tanto el cuerpo… y sin embargo entras en un estado superior a ti, te elevas por encima de tus posiblidades y consigues cosas inimaginables. Y esto produce adicción, algo que solo sabe el que alguna vez ha practicado deporte además de la pachanga. Hablo de la determinación, la constancia, la capacidad de sacrificio, la superación, la lucha… y todo ello lleno de ilusión y disfrutando contigo mismo y los demás.
Por eso, cuando fruto de la lesión nos dicen que dejemos el deporte que nos gusta, que hagamos otro, que tenemos que parar, no lo aceptamos. Una cosa es que lo comprendamos, pero otra es aceptarlo. La resignación nunca llega y el dolor que llevamos en el alma, aunque se hace cada vez más pequeño, siempre perdurará.
A ver si entendeis los que no comprendéis lo que queremos decir, que no nos vale con ir al gimnasio para tener los biceps más grandes y lucir mejor en verano, esto se queda corto. A ver si os dáis cuenta que cuando nos invitan a prepararnos una carrera popular y no queremos ir, no es porque estamos «viejos», es porque la lesión no nos deja ir a sentir como el corazón se te sale por la boca. Espero que os déis cuenta de que cuando hay un partido de fútbol de pachanga y no queremos ir a jugar, es porque nos duele mucho más el ver para lo que hemos quedado al recordar tiempos mejores. No podemos si quiera entrenar como querríamos y así la pachanga se vuelve la norma.
Y por eso ver el fútbol o tu deporte favorito por la tele a veces duele, y la apagas. Porque te duele adentro de ti, en lugar que ni siquiera sabes dónde.
Grande federico!! Mucha emoción al leerte bueno… no podrás hacer deporte peero o podes hacer muchas otras cosas!! Solamente quería saludarte! Espero q estés bien.
No teno ninguna consulta para hacerle doctor… pero cualquier problema se lo haré saber por este medio!! Besoss.
Ayelen, me alegra mucho tu mensaje. Gracias por el saludito. Muchos besos y abrazos para todos, seguimos en contacto y cualquier duda radiológica tratare de ayudarte señorita. Besito !!
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/08/29/actualidad/1409303888_112426.html
Muchísimas gracias, genial artículo.