Cristalitos de colores.

«El motivo por el que me levanto cada mañana. A tu lado». – El gordo.

Así de lapidarias son las frases que te llenan de vida y fuerza cuando te caes, cuando los problemas más te acorralan. Son escasas, fíjese bien de donde salen. Cuando el cerco de lo conflictivo se estrecha se produce un fenómeno curioso, la soledad. Se las apaña bien para sacar tanta ventaja…

Cuando la amistad se sobrevalora, abundan los cristalitos de colores, dícese de aquellos vidrios que tienen un brillo y resplandor, más evidentes en la noche, los cuales hacen esbozar sonrisas cuando los contemplas. Pero tras el cristal y su color, hay un vacío, allá donde el replandor de los colores no llega, donde la única luz que existe es la de la vela que cada uno aguanta.

Pongamos que la brevedad de nuestro tiempo, las obligaciones y el ritmo estresante del día a día nos hacen llevar relaciones, a todos los niveles, insustanciales; sin embargo, no creo que la excusa del reloj sea válida. La profundidad de una relación ha de basarse en los valores y riqueza personal, entiéndase riqueza como la necesidad de darle un contenido a la vida más allá del tiempo, las modas pasajeras y lo que se ha implantado como triunfo social.

¿Y de dónde sacamos esa referencia? Cuando no hay promoción ni publicidad del buen y profundo trato, ¿a dónde vamos a mirar? No es fácil sacar la cabeza y llenar el cerebro de nuevas ideas que inculquen la solidaridad o la benevolencia cuando la referencia es una dirigencia corrompida, cuando con el ejemplo cunde el pánico, cuando los tontos muy tontos re-eligen, cuando los codazos priorizan las caricias, cuando las ideas proceden de los que se salvan del aburrimiento con los dimes y demás diretes. Yo por mi primero y por todos mis cojones.

Y por cosas como ésta, a veces escribo. Nunca quise darle lecciones a nadie, aunque entiendo que parece que voy sentando cátedra de lo que convenga. Esto no es así. Asumo mi imperfección y en la crítica va sobre todo la autocrítica, esto va, sobre todo, de la necesidad de subsanar las insatisfacciones.

Los inventores de fábulas que todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, dónde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad. Y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la Tierra. – Gabriel García Márquez.

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Residente de Radiodiagnóstico. H.R.U de Málaga. Avda. Carlos Haya s/n. 29010 Málaga.

Publicado en Blog
2 comments on “Cristalitos de colores.
  1. Vicente dice:

    En parte somos como plantitas, necesitamos tierra fértil y llena de nutrientes para alimentarnos y una buena fuente de luz que guíe nuestro crecer; no apareció aún la planta que se alimente de cristalitos de colores. Un abrazo

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